jueves, 25 de junio de 2015

El futbolista fracasado

Ayer, dos comentaristas a los cuales les voy a perdonar el nombre, revivieron la vieja y estúpida discusión, si los grandes futbolistas nacían o se hacían; ¡idiotas! –grite desde el sofá-, es obvio que nacen, nunca nadie ha tenido noticias de un futbolista que no haya nacido. Por ejemplo, yo.

Comencé a jugar en el vientre de mi madre, no recuerdo muy bien, pero ella asegura haber sentido mi poderoso chanfle de izquierda dentro de su vientre. Después, cometí el peor pecado que puede cometer un ser humano, nací. Aunque tiene sus ventajas haber nacido, porque cuando no se nace hay muy poca movilidad, y tanto en la vida, como futbolísticamente hablando, esto es muy contraproducente.

A mis seis años era ya una estrella, y no había nada más importante en mi vida que el futbol. Cada vez que sonaba el timbre del receso salía corriendo más rápido que Usain Bolt, y como buen ignorante empecé de portero. No me importaba que me rompieran la cara de una patada, y me lanzaba cual Jorge Campos a cualquier disparo. Hasta que un día al imbécil profesor de educación física se le ocurrió decir: “eres muy pequeño para la portería, por qué no pruebas en otra posición”. Y jamás en la vida he estado más agradecido con ningún otro imbécil.

Ese fue mi segundo pecado en la vida, porque en la media era aún mejor. Todo iba perfecto, era el mejor de mi barrio, me dieron el gafete de capitán en la selección de la escuela, y hasta los Pumas llegaron a la final ese año contra el América; era todo color de rosa… hasta que mi padre se enteró de mis virtudes. De allí en adelante el futbol ya no era para mí diversión, sino una carga que tenía que soportar día con día. Me llevo a Pumitas, entrenaba martes y jueves, y jugaba los sábados, pero los domingos irremediablemente eran sesiones obligatorias de entrenamiento con él. Me levantaba a las 6 a.m. y entrenábamos: tiros, remates, control de balón y demás pendejadas que se le ocurrían. Esto duro aproximadamente hasta que cumplí 14 años, a partir de allí, me puse los huevitos y me atreví a decirle que si no me dejaba de chingar, me salía del club.

Pero esperen, llegamos a mi tercer y más grande pecado en la vida. Cumplí diecisiete, y esto significaba que estaba en edad de entrar a las reservas oficiales del primer equipo. Si el futbol conservaba algún chispazo de diversión todavía, en ese momento se esfumo, porque supe la diferencia entre jugar muy bien y ser un “crack”. Hay que haber sufrido mucho en la vida para atreverse a tirar al ángulo o inventar un drible infernal. El artista compone sinfonías, escribe novelas, o pinta cuadros porque le paso algo horrendo en la vida, y por supuesto ese no era mi caso. A los menos dotados nos pidieron 50 mil morlacos para “ver” si nos quedábamos. “Te los consigo para la próxima semana”, fue la respuesta de mi padre. Pero recuerdo que alcance a balbucear un tímido “no, ya no quiero seguir”; y hasta la fecha, no termina de perdonármelo.

Después comencé analizar el futbol enserio, a leer cualquier cosa que tuviera que ver con el tema, y sentir pena por el futbol que despliegan los Pumas. Juego los fines de semana en el Ajusco con el Gerona FC y una que otra cascarita en futbol 7. Veo casi todos los partidos que se me presentan, desde la MLS hasta futbol peruano, pasando por el argentino, español, italiano, mexicano, francés, holandés, alemán, etc. Santifico mundiales, Copa América, Libertadores, Champion, Copa Oro, Confederaciones, Mundial de Clubes, y cualquier partido amistoso que se le presente a México.

¿Qué más puedo decir de mí? Solo que sigo jugando muy bien, pero nada más, y que cada noche lanzo penales contra mí mismo.  Mi meta en la vida es ganar la Champion League, una Copa del Mundo y viajar alrededor del globo entrenando a quien se deje.

No puede ser futbolista profesional, así que realicé la carrera de Director Técnico; ahora me dedico a sacar lo mejor de sí a jóvenes talentos. Fui un fracaso como futbolista pero no lo seré como entrenador, fuera de eso tengo en mí todas las ilusiones del mundo.


MI TÍTULO



miércoles, 24 de junio de 2015

Tiempo y Espacio


Primero la magia, después el amor, la imaginación y el talento. Desde las primeras herramientas hasta la realidad virtual, pasando por casi todas las expresiones artísticas, la mano ha sido el instrumento clave en la evolución del ser humano: habilidad, presisición y seguridad; obedece al instante y la mayoría de las veces sin errores. Todo lo contrario al despreciable pie, que hasta la llegada del futbol, sólo servía para caminar, saltar, correr o patear sin control.

La comunicación del cerebro al tobillo abre un enorme abanico de posibilidades; el fútbol es ritmo, tiempo, espacio, inteligencia, instinto, y va en contra de todo lo que nos hace humanos, pues en lugar de hacerlo con la presición de la mano, como lo dictan las buenas costumbres, se hace todo con los feos y horrorosos pies.

Sin embargo, uno puede agarrar una pelota y hacer malabares con los pies, cabeza o muslo durante un buen rato, pero eso no te convierte en un buen futbolista. Ser un buen futbolista significa despojarte del balón, ver más allá de ti mismo, sacrificarte por un objetivo en común, el triunfo de tu equipo. Los miembros de un equipo son una tribu, una sociedad en la que cada miembro tiene una función específica, si alguien falla, todo se derrumba para todos.

El esférico, la tierra que nos alimenta, y el ser humano. En ningún otro deporte se combinan de manera tal, en ningún otro deporte la habilidad sorprende tanto, porque patear lo que está a nuestro alrededor es un instinto básico, pero patear un tiro libre al ángulo, hacer un regate o meter un pase a profundidad supera al instinto, pues nos vemos forzados a armonizar nuestros instintos animales y una increíble capacidad de simbolización con el simple objetivo de tocar el balón en el momento justo y al lugar adecuado, tiempo y espacio, únicas condiciones de posibilidad para conocer el mundo según el filósofo Immanuel Kant. ¿Acaso existe algo más filosófico?




Métodos de recuperación


http://mundoentrenamiento.com/metodos-de-recuperacion-en-el-futbol/

Origen del sistema 4-3-3 del Barca


http://desdeadentrodelvestuario.blogspot.com.es/2011/03/pep-guardiola-johan-cruyff-apuntes-y.html?m=1

Preparación Física


http://altorendimiento.com/preparacion-fisica-en-futbol-cska-moscu/

El 11 histórico de México

Señoras y señores, llegó el momento de presentar la Selección Histórica Mexicana, la cual sostendrá una serie de partidos a lo largo de la eternidad, como parte de su preparación para el torneo Figuras del más allá. Al igual que El Piojo, nos reservamos el derecho de proporcionar explicaciones acerca de las convocatorias, posiciones y sistema táctico.  

Portero: Vicente “El negro” Guerrero, uno de los personajes cuya valentía y nobleza fueron emblemáticas en el ejército insurgente. Alto, moreno y dueño de una fuerza formidable, intentará mantener virgen el marco mexicano.

Central por derecha, Francisco “Centauro” Villa: Hombre de palabra, respetuoso de la amistad, nunca tuvo estudios como estratega militar, mas siempre se mostró como un líder práctico y audaz. Si juega de la misma forma, la defensa mexicana será infranqueable.

Guadalupe “Presidente” Victoria: Al notar que su tropa temía lanzarse al agua, Victoria arrojó su arma y gritó, “Va mi espada en prenda, voy por ella”; al ver tal valentía sus soldados lo siguieron y adueñaron de las fortificaciones realistas. Su bravura y el liderazgo de Villa serán una gran combinación en la central nacional.

Venustiano “El Barón” Carranza: Inflexible y obstinado, demostró su preocupación por dos problemas fundamentales, el petróleo y el agro; a él le debemos las bases de la posterior Reforma Agraria; con la misma firmeza jugará la banda derecha relevándose con Madero.

“Luchamos por la emancipación del proletariado; nuestro objetivo es que la tierra y la maquinaria de producción quede en poder cada uno de los mexicanos”. Esta es la respuesta que da Ricardo Flores Magón a Madero cuando lo convoca a unirse a sus filas; y aunque encarcelado infinidad de veces, nunca dejó de denunciar el mal gobierno y la injusticia. Corredor incansable, estará encargado de proteger la franja izquierda de la verde.

Emiliano “Atila” Zapata: De niño se subió a un caballo sin domar; este saltó la cerca y salió a todo galope. Al poco rato regresó montado sobre el potro con razguños y sangre por todos lados. “Ya lo domé”, le dijo a su madre. Con ese mismo coraje será el escudo del equipo nacional.

Volante por derecha, Francisco Ignacio Madero: Espiritista, culto y educado, en sus haciendas construyó casas y escuelas para los peones, siempre preocupado por asegurarles la más alta calidad de vida. Quizo hacer lo mismo con el país, ¡lástima! Sus trazos precisos y elegantes serán de mucha ayuda en la media mexicana.

Durante la lucha armada Ignacio Allende se hizo famoso por su ética y caballerosidad en el mando. Tras la victoria en Monte de las Cruces propuso a Hidalgo tomar la capital, pero el cura no compartió la idea, sellando así el trágico destino de su movimiento. Como interior izquierdo intentará –ahora sí- ponerse de acuerdo con Hidalgo por el bien del conjunto azteca.

Después de su captura hubo 25 días de tortura para el más grande estratega militar que tuvo la Independencia, José María Morelos; y él, jamás delató a sus camaradas. Con su gran inteligencia y creatividad descifrará las defensas rivales y comandará el ataque de la escuadra nacional.

Organizó una banda de música y disponía “tertulias” con cualquier pretexto; su casa se hizo famosa con el nombre de La Francia Chiquita. Miguel “El Cura” Hidalgo estará acompañado en la delantera por un hombre inteligente, práctico y oportunista, Agustín “el Emperador” Iturbide. Juntos serán los encargados inventar cosas raras para perforar el arco rival.

El director técnico, don Porfirio Díaz, ha dicho, “De una cosa pueden estar seguros, daremos la vida por defender la patria que nos vio nacer”. ¿Saben qué? Yo sí le creo. ¡Vamos muchachos!